Por Ricardo Noriegga/La Tallera de Noriegga
Durante la Revolución Industrial, la lámpara eléctrica fue indispensable para mantener una fábrica en operación ininterrumpida, con esto también vinieron muchas dudas sobre la cantidad de luz (iluminancia) que se debía tener en una superficie de trabajo para poder realizar las tareas de manera adecuada.
También cambió la percepción de la noche para la gente, ya que se podía caminar tranquilamente sin el riesgo de ser atacado por los muchos peligros que aguardaban en la oscuridad, de manera que se podía salir y hacer recorridos nocturnos en los espacios públicos de la ciudad y disfrutar de la nueva luz nocturna.
Además de los retos que implicó la construcción de una red de alumbrado público y suministro eléctrico para la industria, las residencias, las oficinas y los espacios de esparcimiento, otro de los retos fue la implementación de una instalación eléctrica en cada uno de estos lugares. El desafío más importante fue unificar las instalaciones eléctricas de manera que fueran seguras para los inmuebles y los usuarios que los ocupaban, pues la falta de experiencia en el manejo de esta energía podía provocar el incendio de un local o un sinfín de riesgos para los usuarios de la misma.
EL SURGIMIENTO DE LOS CASQUILLOS
Por su parte, la luz demandaba mucha atención, ya que la corta vida de las lámparas incandescentes provocaba constantes cargas de trabajo para su mantenimiento y el cambio de las que habían dejado de funcionar, lo que obligó a desarrollar casquillos de medidas y formas estandarizadas que facilitaran la instalación de la lámpara en un socket.
El aditamento más popular fue patentado por Thomas Alba Edison en 1909, unos 29 años después de haber patentado su lámpara incandescente. Este diseño de casquillo es conocido como casquillo tipo “E” que es la primera letra del apellido de Edison, a la que se le agrega su diámetro en milímetros; por ejemplo: el casquillo E14, usado para las candelabras; el E40, para lámparas de alumbrado público y grandes potencias; y la famosa E26, utilizada en aplicaciones domésticas; y por último el casquillo de la lámpara A19, que corresponde a la hoy casi extinta lámpara incandescente.
El diseño del casquillo de Edison se ha conservado durante 104 años; las nuevas tecnologías, como las lámparas LED o las ahorradoras, se han adaptado a este estándar y son conocidas como retrofit.
Es una locura pensar en que todo el mundo cambiará instantáneamente todas las instalaciones eléctricas en casas, oficinas, industrias y sistemas de alumbrado público; por lo que fue necesario adaptar las nuevas tecnologías a los estándares de las instalaciones existentes, estas adaptaciones son conocidas como retrofit.
Un ejemplo de esto es la sustitución de una lámpara de sodio en el alumbrado de una calle por una lámpara de aditivos metálicos con quemador cerámico, que mejora ampliamente el IRC (Índice de Reproducción Cromática), y aún cuando la eficiencia luminosa de la segunda tecnología es menor a la primera, el equilibrio entre calidad y cantidad permitirá tomar de manera fácil la decisión de cambiar a la tecnología más adecuada.
De manera más simple, otro ejemplo de retrofit es la sustitución de las lámparas incandescentes de 60 W por lámparas de tecnologías más recientes como las fluorescentes compactas integradas (lámparas ahorradoras) o las lámparas de LED. En todos los casos es necesario analizar el uso que van a recibir las lámparas, si es necesario tener control de ellas así como la inversión necesaria, de acuerdo con un análisis costo-beneficio que tome en cuenta las características de la luz deseada.
¿CÓMO ELEGIR UN RETROFIT ADECUADO?
He aquí los parámetros que un usuario informado debe evaluar para elegir el retrofit más adecuado a sus necesidades. Cabe destacar que en los siguientes ejemplos se comparan diferentes tecnologías, utilizando los valores reportados por las marcas en sus catálogos.
Flujo luminoso
El flujo luminoso es la cantidad de luz que emite una lámpara en todas las direcciones y se mide en lúmenes (lm). Por ejemplo, una lámpara incandescente Osram de 60 W es de 820 lm, comparable con los 840 lm de una lámpara fluorescente compacta de 13 W de Philips y con los 840 lm de una lámpara de LED de 10 W de Viribright. Este parámetro es de suma importancia para analizar la conveniencia de un retrofit, pues de éste dependerá que la cantidad de luz sea la que necesitamos en el espacio que queremos iluminar.
Es el tiempo en horas (h) que tarda una lámpara en perder el 60% de su flujo luminoso, éste es el momento en el que debe sustituirse. La calidad de la luz disminuye gradualmente, es por eso que no es recomendable esperar hasta que una lámpara LED deje de funcionar.
La potencia eléctrica (W) se refiere a la cantidad de energía eléctrica que consume un aparato eléctrico para trabajar, no a la cantidad de luz que emite una lámpara.
Eficiencia luminosa
Es la relación que guarda la cantidad de potencia eléctrica (W) consumida por una lámpara y el flujo luminoso (lm) que tiene. Para tomar una decisión informada sobre el retrofit es necesario comparar la relación entre el flujo emitido y el consumo del producto en cuestión, de manera general debemos buscar una mayor cantidad de lúmenes por cada watt.
IRC (Índice de Reproducción Cromática)
Este índice muestra la capacidad que tiene la luz emitida por una lámpara para reproducir de manera fiel los colores de un ambiente. La lámpara incandescente es tomada como referencia en los laboratorios para medir este índice y por ello tienen un IRC de 100%. Las lámparas fluorescentes compactas integradas tienen un IRC aproximado de 85%; y una lámpara de LED de buena calidad tiene un IRC de 85+ (mayor a 85%).
Precio
Se podría pensar que este apartado se explica solo, pero es importante mencionar que los costos de mantenimiento que genera el cambiar una lámpara por su corta vida útil o la carga térmica que exige un esfuerzo extra del equipo de acondicionamiento de aire, son costos que muchas veces se pasan por alto. Estos parámetros se deben valorar dependiendo de la aplicación de las lámparas; el nivel de detalle que se desea apreciar; el tiempo de vida que tendrá la instalación eléctrica y la facilidad que se tenga para darle mantenimiento a la instalación.
Hoy en día existen esfuerzos para estandarizar los formatos de las tablillas sobre las que se montan los LED, pero la huella que dejó la rosca Edison en los últimos 100 años fue tan profunda que estamos seguros que necesitaremos retrofit por un largo tiempo más.
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