James Clerk Maxwell nació en 1831 en Edimburgo, Escocia, siendo hijo único de un abogado respetado. Desde una edad temprana, demostró ser un prodigio, cautivando a sus profesores en la Universidad de Edimburgo con su habilidad para resolver enigmas físicos. Su educación lo llevó a la Universidad de Cambridge, donde continuó deslumbrando con su ingenio. Sin embargo, regresó a Escocia debido al deterioro de la salud de su padre.
En el Marischal College de Aberdeen, Maxwell encontró su pasión como profesor de filosofía natural y también encontró el amor en Katherine Mary Dewar. En Londres, en el King’s College, su talento alcanzó su punto máximo, ascendiendo en la Royal Society y dirigiendo el Cavendish Laboratory. Maxwell revolucionó la física como físico teórico y matemático al formular las ecuaciones de Maxwell, que unificaron la teoría electromagnética, siendo precursor de la teoría cuántica y la relatividad.
En su “Tratado sobre Electricidad y Magnetismo”, Maxwell explicó la interacción entre electricidad y magnetismo, allanando el camino para la comunicación a distancia. Además, exploró diversos aspectos del universo físico, como la teoría cinética de los gases.
El legado de Maxwell trasciende su tiempo, sentando las bases para las teorías de Einstein y la mecánica cuántica. Su nombre perdurará como el de un pionero y visionario.
