Por: Psicóloga Andrea Velasco Casazza
Más de una vez te has encontrado ante una situación conflictiva en la que te es muy difícil mantener la serenidad: tus emociones se desbordan, pierdes los nervios y eres totalmente incapaz de tomar una decisión correcta.
No te preocupes, te tenemos una buena noticia y ésta es que tú mismo eres el que puede ayudarte a solucionar o controlar la situación que estás viviendo. Así es, tú eres capaz de lograr mantener la calma y manejar de manera correcta las situaciones que te generan estrés.
A continuación te presentamos algunas actividades que puedes llevar a cabo para mantener la calma y reaccionar de manera adecuada ante las situaciones que se te presenten:
-Identifica las señales de alarma. Nuestro cuerpo es tan sabio que ante una situación de estrés nos manda señales corporales, para esto es importante que sepas identificar cómo reacciona tu cuerpo en esas circunstancias para aprender a mantener la calma en momentos posteriores.
-Controla tu respiración. Recuerda que tu respiración es clave para controlar tu cuerpo y mantenerlo relajado. Para lograrlo es importante respirar de manera lenta y profunda, inhalando el aire durante 5 segundos y expulsándolo durante otros 5 segundos.
-Distánciate por un momento de la situación. Una buena opción para manejar el estrés es alejarte de la situación e intentar tomar aire puro. El despejarte te ayudará a distraerte y mantener la serenidad.
-Realiza ejercicio físico. Moverte ayudará a tu cuerpo a activarse, liberar energía y mantener la mente despejada de las situaciones que te generan malestar.
-Analiza tu situación de manera objetiva. Recuerda ser objetivo, intenta imaginar la situación que estás viviendo como si tú no estuvieras dentro de ella y el protagonista fuera otra persona. ¿Cómo lo verías? Si el protagonista de esa historia te pidiera consejo, ¿qué le dirías? Recuerda que desear que todo salga como lo planeas es tu ideal, conservar la calma y la tranquilidad cuando no es así es tu reto.
“Nunca pierdas la calma, cuando todo pase, no tendrás de qué arrepentirte”.
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